El fin de semana que acaba de concluir fue uno de los más oscuros para la escena musical mundial. El jueves falleció Donna Summers, «La reina del disco». La cantante y actriz estadounidense de 63 años murió de cáncer en el estado de Florida, según confirmó su publicista Brian Edwards. Algunas de sus composiciones más conocidas eran «Last Dance» y «Love to Love You Baby». Entre sus logros más importantes, se destacan la obtención de 5 premios Grammy y 11 de sus álbumes fueron disco de Oro en los Estados Unidos.
Lamentablemente, otra muerte iba a sacudir nuevamente a la música. Robbin Gibb, vocalista de la banda británica Bee Gees, perdió la vida a los 63 años, luego de una operación intestinal por el cáncer que padecía desde hace más de dos años. El cantante luchó contra la enfermedad sometiéndose a varias operaciones y tratamientos de quimioterapia. El mes pasado había estado en coma y luego se recuperó, pero volvió a caer. Tras el perecimiento de Robin, el único de los tres hermanos-miembros fundadores de Bee Gees a comienzos de los ’60, Barry Gibb, es el único integrante de la banda que queda. El otro músico, Maurice Gibb, murió en 2003 debido a una obstrucción intestinal.
La banda disco-pop llegó a su pico de popularidad en 1977, cuando compuso la banda sonora de la película que también lanzó al estrellato al actor John Travolta, «Fiebre del sábado por la noche». Pero principalmente, por dos canciones que quedarían en la historia: «Stayin’ Alive» y «Night Fever». El soundtrack, hasta el día de hoy, es el más vendido de la historia con 40 millones de copias. Y, gracias a él, los británicos obtuvieron 5 premios Grammy. Pasada esta época dorada, la banda con pantalones ajustados y voces agudos no volvió a tener el mismo éxito. Sin embargo, su aporte a la música quedará para siempre; y, tanto Bee Gees como Donna Summers, están en el selecto grupo de artistas que nunca se van a olvidar.
«Night Fever», un clásico setentoso que hasta hoy está vigente.