Tras su primer recital en 2009 en La Trastienda, The Kooks volvió a nuestro país para presentar su último disco editado el año pasado, Junk Of The Heart. Y lo hizo en un lugar mucho mas grande y mítico como el Luna, y, además, con entradas agotadas. En el campo, mas precisamente en los que se encontraban agolpados en la valla, y también en escasos sectores de la platea, se podían divisar algunos que otros globos celestes y blancos; que al comenzar el recital, o antes, explotaron o fueron lanzados por el aire. Ahora esta cuestión de los globos se está poniendo de moda. Hace poco más de una semana atrás, también hicieron acto de presencia en el recital de el ex guitarrista y compositor de Oasis, Noel Gallagher, con su banda High Flying Birds.
El repertorio Kookero fue un repaso por sus 3 discos (Inside In/Inside Out, Konk y Junk Of The Heart) y arrancó con «Is It Me», canción del nuevo material. Mientras Luke caminaba por el escenario como si fuera una pasarela, la lista de temas levantaba cada vez más el fervor del público. Tiraron dos hits de entrada, «Always Where I Need to Be» y «She Moves In Her Own Way», que hicieron estallar definitivamente el Palacio de los Deportes argentino. En el medio de esos clásicos, estuvo «Rosie», dedicada a una prostituta que quién sabe si existe o no. Pero hubo un instante en que todo el Luna Park posó su mirada sobre Pritchard, y tanto Hugh Harris, con un gran despliegue en la guitarra principal y también en los teclados, como el resto de la banda, debieron esfumarse. Fue en el turno de «Seaside», esa canción acústica de menos de 2 mintuos que parece eterna. Una luz blanca proveniente del más allá iluminaba a Luke, mientras la gente coreaba y retrataba el momento en sus cámaras digitales. Antes del bis, fue el turno de la potente «See The Sun» y los pogueras «Shine On» y «Do You Wanna?», a lo que muchas de las mujeres presentes, por no decir todas, le habrán dado un sí rotundo al frontman (Do you wanna make love to me?/¿Quieres hacer el amor conmigo?).
Para cerrar el show, de corta duración, por cierto, menos de hora y media aproximadamente; «The Saboteur» fue una de las tres canciones elegidas. Probablemente, la más obviada por el público. Dicho tema fue el primer sencillo de la banda post Konk, y no fue incluido en el último trabajo. Además, Argentina es uno de los pocos países de la gira en donde la tocaron, por lo menos en los recitales anteriores, en Brasil y México, no fue parte del setlist. El final fue con la canción homónima del nuevo disco y en última instancia, tal vez la canción más conocida de la banda, «Naive». Fue un gran show de los Kooks y el Luna Park se vistió de indie, lástima que por tan poco tiempo.